Entre estos beneficios se encuentran:
Motor eléctrico: Optimiza el consumo de energía y ofrece un rendimiento superior en comparación con los vehículos de combustión.
Reducción de emisiones contaminantes: Contribuye a mejorar la calidad del aire.
Ahorro de CO2: Permite reducir 14 kg de CO2 por cada 100 km recorridos en comparación con un automóvil de combustible fósil.
Costo de adquisición: Es un 75% menor en comparación con un vehículo convencional.
Mantenimiento sencillo y económico: No requiere cambios de aceite, lo que reduce costos operativos.